sábado, 19 de diciembre de 2009

Cuando no hay estrellas y te vas

Ella, desde el fondo de la laguna, con los ojos bien abiertos hacia cielo.
Luna, redondamente brillante, espectacular sentido que despierta entre la obscuridad silenciosa.
Ansiedad, días felices recorren amargamente sus garganta, con ese gutural sonido que genera estruendos de días pasados, de recuerdos fallidos semejantes a la noche.
Cambios, que pueden ser vistos entre parpadeos, entre humedas ondas nocturnas que cubren los sueños.
Tiempo, sobre los viejos caminos no andados se levantan las pesadillas perdidas y nadan como peces hambrientos de locura.
Ojos, miran la luna rápidamente transformada, escurriendo sobre si misma sobre su redondes, sobre su vacío...
Frio, que el viento transporta, que transforma y hiela, soplido de miedo, de huesos estrujándose, de dientes, cadenas y lloros, congelante recorrido que las gotas detiene, que los suspiros retiene.
Giros, movimiento celeste que da paso a la obscuridad, a la luna que se funde, se derrite se congela.
Tempano lunar, en la deriva del abismo, coqueteo mortal a la vista, señuelo de los desamparados y a la espera del camino
Mirada humeda, desde el fondo hacia arriba, donde todo parece eterno, donde no existe linea de horizonte ni caminos a seguir.
Cuarto creciente, tempano, delgada linea curva con punta de locura.
Gota, una tras otra deslizándose, cayendo, levantando la laguna, creando una tras otra una frágil capa de hielo.
Sal, que se posa sobre los labios, blanqueando el cuerpo, mineralizando los ojos, hasta formar esos humeantes que ya no necesitan mirar.
Estruendo, nocturno caer, luna descendente, precipitada estalactita.
Frenesí, caída sin consuelo, irremediable abismo despejado que se acerca, que borra nombres y lo cubre todo con su blancura, transparente, helada, mortal...
Espacio, rasgadura fugaz sobre el cielo que baja silenciosa a la laguna, donde se estrella, el vidrio se rompe en un instante las esquirlas vuelan y traspasan los ojos.
Segundos detenidos, movimiento inercial que lleva la muerte, donde manchas carmesí se encuentran con el abismo, luminoso puente sobre los ojos manchado de rojo, gota tras gota derramada en agua, estela sangrienta de un colapsado cuerpo, de un estremecimiento cubierto de nada.
Gotas rojas, que se anidan tras los ojos humeantes estrellados con energía de frío hielo para salir en un repentino movimiento galáctico. que transforma al obscuro cielo en luminoso abismo, rotación que enciende la chispa, cae la sangre hacia arriba.
Manchas de fuego que se incendian entre el agua, escapan los segundos y todo se vuelve eter, alcohol, que arde y enciende las heridas contenidas entre vidrio.
Sólo un segundo y la cabeza sigue girando debatiéndose entre colores mortales
Cuerpo incendiado que desciende al cielo y asciende al abismo, porque todo todo resulta el mismo camino cuando Los Hijos del Tiempo cubren sus ojos, y ella resignada acepta su destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario