domingo, 18 de marzo de 2012


Espacios vacíos de todo

Cuando creemos soñar y estamos despiertos, sentimos un vértigo en la razón.
Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares


Justo alguien, aquél día, preguntó por  qué mis personajes nunca tienen nombre, por qué mis narradores siempre son tan ambiguos y tan inconscientes del todo; yo no supe que responderle, cómo defender que realmente no soy escritora y que todo eso son fragmentos de mi vida pasada y aún no vivida.
Justo alguien, aquél día, reclamó haberse encontrado en uno de mis cuentos, haber leído y de pronto sentir que las palabras salían de su boca tal y como algún día ella me las había dicho; yo no supe que decirle,  cómo explicarle que realmente yo sólo  capture una gota de su alma para darle vida a la frase de un texto, una frase que ella nunca dijo.
Justo alguien, aquél día, me contó historias magnánimas con las que seguro podría escribir un maravilloso libro; yo no supe defenderme, cómo responderle que yo no narro grandes historias, que no me gusta dibujar siluetas sino difuminados de letras breves a las que les sedo mi vida.
Justo alguien, aquél día, tenía un ensayo escolar que hacer y me leyó con demasiada prisa, las ideas avasallaban su mente y no fue capaz de descubrirse aquí misma; yo no supe que hacer, cómo demostrarle que la monotonía en mi texto era sólo una manera de mostrarle la realidad de sus días.
Justo alguien, aquél día, sin tener mucho que hacer entro a una sala sin buscar absolutamente nada, una conversación simple sin nada maravilloso que contar al respecto; Yo no supe que descubrir, cómo decirle que todos estábamos dormidos, que sólo las letras nos despertarían.
Justo alguien aquél día, quien tal vez ya no soy yo misma, despertó de aquél letargo frente al computador escribiéndose; yo no supe conversar, cómo escribirle que realmente sólo se estaba sumergiendo en su más grande sueño.
Aquél día, justo cuando la multiplicidad de nosotros nos hicimos presentes, se comenzó a escribir esta historia que hoy ustedes leen y en la que no se encuentran; cómo describirles lo que entre todas estas líneas está escrito, cómo soñarles siendo que estamos tan despiertos.
Justo hoy en día, aquél alguien tiene nombre y no lo escribo, porque te reconoces a cada letra de esta historia aún no contada

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